Recuerdo la última vez que te vi de aquella manera, tu cara de estúpido malote y mi cara de cabrona con tacones. Ardía algo entre nosotros, algo tan grande que conseguía dejarnos distantes... dejando el frenesí en segundo plato. Y me quedé con hambre. No bastó con comernos con los ojos como siempre, con tantear las bocas a dos centímetros... no pudimos. Y no pude. Y... bye bye.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario