Te veo y siento miedo, tengo los ojos rojos, la cabecita loca, el corazón despierto, no sé como llevarte a mi rincón secreto.
Se me acaba la noche, la salud y el dinero, no te pierdo de vista y ya te echo de menos, no quiero ningún gramo que no sea de tu cuerpo.
Y ahora para ver las estrellas nunca miro al cielo, porqué ya sé volar sin motores aunque amanezca en el suelo. Cierto es que no sé como convencerte de compartir los febreros. Porqué cierto es que entre tu y yo está la realidad, una pared de cristal y 100 toneladas de soledad.
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