lunes, 16 de enero de 2012

Conoces esa sensación en que ya no estás triste, sino que sientes directamente que es como una oscuridad que te cubre y te engulle? Que se lleva todo de ti?...
Imagina que un dia te despiertas y no ves ningún color. Que sales a la calle y no sientes ni el viento. Que comes y no saboreas nada. Que te sientes sostenido pero completamente solo a la vez. Es una sensación de vacío permanente. Como si te sintieras solo en una habitación llena de gente, donde crees que ya no hay ni ilusión ni esperanza. Solo esperas que pase tu monótona vida...
Y te pasas los dias diciendo otro dia más, las mismas caras, la misma gente, las mismas sensaciones que, con un poco de buena suerte no siguen yendo a peor. Y te encuentras tirada en una cama frente a una pantalla escuchando las mismas canciones que te dicen la misma cosa y te ayudan aun más a encerrarte. Y con un montón de preguntas que no tienen respuesta, con tus ánimos tirados por el suelo. Y una pequeña esperanza que te dice a ti misma, que algún dia esto tiene que cambiar. Porque si, la esperanza es lo último que se pierde...

Pero cuando te encuentras ya tirada en el suelo, sin ganas de levantarse otra vez, sintiendo dolor en cada pequeña parte de tu cuerpo, ese pequeño rayo de luz que traspasa tu manto negro, se va haciendo más pequeño... hasta que ya no quede nada. Siendo como un cuerpo vacio que lo único que hace es fingir alguna que otra sonrisa y ponerse la coraza de ''eh, que yo soy fuerte''. Nada... lo que digo, hasta que ya no quede nada...

jueves, 12 de enero de 2012

Lo que intento decirte es que entiendo lo que es sentirse el ser más pequeño, insignificante y patético de la humanidad y lo que es sentir dolor en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que existían. Y da igual cuántas veces me cambie de peinado, o a cuántos gimnasios me apunte, o cuántas copas de champán me tome con las amigas, porque me sigo acostando todas las noches repasando todos los detalles y preguntandome qué hice mal o qué pude malinterpretar. Y cómo puñetas en ese breve instante pude pensar que era tan feliz. En esa puta mentira...